Ellas: Rosalind Franklin
El 16 de abril de 1958, con 37 años de edad, murió Rosalind Elsie Franklin, menos de dos años después de ser diagnosticada de un cáncer de ovarios. Por tanto, era imposible su asistencia personal a la ceremonia de concesión del premio Nobel de Medicina de 1962 concedido por el descubrimiento de la estructura del ADN a los científicos James Watson, Francis Crick y Maurice Wilkins. Sin embargo, los méritos de Rosalind para la concesión del Nobel eran, como mínimo, semejantes a los de los galardonados. Pero nadie la recordó y solo en los últimos años se asiste a un cierto movimiento de reconocimiento científico de su gran valía.
La estructura doble hélice del ADN, el material del que están hechos los genes, sin duda es uno de los más grandes descubrimientos científicos jamás realizado y abrió las puertas a los grandes avances científicos actuales de la Biología y la Genética molecular, con el nacimiento de una nueva era en las que parecen ilimitadas todas las posibilidades biológicas imaginables.
FORMACIÓN. Nacida en Londres, en 1920, a los 15 años decidió ser científica, en contra de la opinión paterna opuesta a que una mujer tuviese una educación superior. Pero su voluntad decidida lograba conseguir la graduación en Química, a los 21 años, en la prestigiosa Universidad de Cambridge. Sus excelentes estudios sobre las microestructuras del carbón y del grafito fueron la base de su doctorado en química física, obtenido en esa Universidad, en 1945.
Después de Cambridge, pasó tres años productivos (1947-1950) en París, en el Laboratoire de Services Chimiques de L'Etat, donde aprendió las técnicas de la difracción de la radiografía. Y, en 1951, volvió a Inglaterra como investigadora asociada en el laboratorio de Randall en el King's College de Londres. En ese laboratorio de Randall otro investigador, Maurice Wilkins, llevaba largo tiempo trabajando en ADN, había tomado la primera fotografía relativamente clara de su difracción cristalográfica, y no estaba dispuesto a la competencia interna. Por ello, a pesar de que Rosalind estaba realizando unos excelentes análisis de difracción de rayos X de preparaciones de ADN, Wilkins se empeñaba en tratarla como asistente y no como colega. Las discusiones entre ellos se hicieron famosas.
HECHOS.
A comienzos de los 50 tres grupos se dedicaban especialmente a intentar descubrir la estructura del ADN. En Estados Unidos el de Linus Pauling, quien ya había sido laureado con el Nobel de química, por sus estudios sobre la naturaleza del enlace químico y que lo sería después con el de la el de la paz, por haber promovido y participado activamente en una asociación de científicos en contra de las armas nucleares. Su modelo resultó ser estructuralmente equivocado. Por otro lado estaba el King´College de Londres, cuyos análisis de difracción de rayos X eran estáticos: ¿Donde estaba cada grupo de átomos y como estaban alineados?. Y el tercer grupo, en el terreno de la biología funcional, fue Crick, en Cambridge quien más claramente entendió el problema de que el dilema era dinámico: ¿Como la estructura podía facilitar precisión y la replicación de las moléculas y la perfecta transmisión hereditaria?.
Recordemos unos hechos importantes. El primero es que Rosalind había obtenido una serie de imágenes de difracción de rayos X, entre ellas la conocida como fotografía 51, de una muestra de ADN de la forma B, fotografía que para los expertos es muy demostrativa de la existencia de una forma helicoidal de la molécula y de muchas de sus características. Pues bien, a finales del mes de enero de 1953, con motivo de una visita de Watson al King´s, Wilkins, inocentemente y sin el permiso de Rosalind, le mostró la fotografía. Pocas semanas después, el gran científico Max Perutz también les enseñaba este material, sin el permiso de su autora, junto con otras investigaciones, a Watson y Crick, quienes se percataron de su significado, lo que les ayudó, sin duda a perfilar sus ideas previas.
El segundo hecho fue descubierto hace unos años por el también Nobel Aaron Klug, de origen sudafricano, quien colaboró con Rosalind en otras invetigaciones. Se trata de un manuscrito de la investigadora fechado el 17 de marzo de 1953 que describía una estructura casi idéntica a la que un dia después, el 18 de marzo, Watson y Crick hacían llegar desde Cambridge al King´s londinense.
MISOGINIA. Según los recuerdos de quienes trabajaron con ella Rosalind Franklin era reservada a la vez que resuelta y poseía una gran firmeza de carácter y un profesionalismo científico minucioso. Anglo-judía, tenía una piel aceitunada, cabello espeso, oscuro y brillante, y ojos vivaces vistiéndose con sencillez, pulcritud y buen gusto. Para muchos era apasionada en sus opiniones y argumentos. Se rebelaba al tener que sufrir la atmósfera de club masculino del King's College donde existían costumbres como la de no permitir tomar café a las mujeres en las salas reservadas para los hombres.
En su bestseller La doble hélice, James Watson hace gala de la irritante sensibilidad con la que suele juzgar a sus semejantes refiriéndose a Franklin como "Rosy", con unas lentes apuntalados y unas medias azules, preguntándose "cómo sería si se quitase las gafas e hiciese algo distinto con su cabello". Franklin en realidad nunca usó medias de ese tipo ni se consideró postergada por el tema de la estructura del ADN. Continuó trabajando sobre otros temas y mantuvo un posterior contacto científico permanente con Watson y con Crick. Por ejemplo, en 1956, ya enferma, realizó un viaje por España con Crick y su esposa Odile. Y se sentía orgullosa de su reputación mundial sobre temas de carbono y del virus del mosaico del tabaco, investigados por ella. Dado su carácter realista y poco especulativo no pudo llegar a imaginar que algun día se le consideraría la heroína ignorada del ADN ni que el King´s College le daría su nombre a uno de sus edificios donde se cultiva la mejor ciencia.
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