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07 octubre 2005

10 Ciudades Gays en los 5 continentes

NUEVA YORK

El barrio de Chelsea es desde hace unos años la referencia gay en Manhattan



Todo comenzó en la Gran Manzana un 28 de junio de 1969. Algunos intelectuales y activistas prepararon quizás el camino, pero la realidad fue mucho más simple. Esa noche, un grupo de homosexuales expulsados por enésima vez de un bar del Village por su condición sexual tomaron la calle. Estaban hartos de no tener ningún derecho, de ser insultados, encarcelados y tener que permanecer en las catacumbas de la sociedad por el simple hecho de amar a personas de su mismo sexo. Un gesto de rebeldía que serviría de inspiración a cientos de comunidades de todo el mundo que de inmediato se identificaron con este movimiento y una palabra casi mágica: gay.

En el año 2000, las autoridades americanas declararon la fachada de aquel bar ,en el 51 de Christopher Street, National Historic Landmark (Lugar de Interés Histórico Nacional) y justo enfrente se colocó una escultura de George Segal formada por dos parejas del mismo sexo, celebrando la victoria de aquella rebelión.



Esta parte del West Village, que durante los años 70 fue el primer barrio gay americano donde dos hombres o dos mujeres podían expresar públicamente sus sentimientos. En el 53 de Chistopher Street se ha recreado, de alguna forma, el mítico bar Stonewall. Muy cerca, en el 15, está la librería Oscar Wilde, abierta desde 1967 y cargada de joyas bibliográficas y muchas primeras ediciones. En el 208 W de la calle 13, entre la Séptima y la Octava Avenida, se encuentra el renovado LGBT Community Center, que alberga el Museo Nacional de la Historia del Movimiento Gay, una gran biblioteca monográfica y la sede de docenas de organizaciones de apoyo contra cualquier tipo de discriminación. Hay algunas tiendas curiosas, y ahora se ven muchas más mujeres que hombres, sobre todo en bares como The Monster o Henrietta Hudson. El lugar con más encanto de la zona en estos momentos es, sin duda, el rebautizado Christopher Street Pier. El antiguo muelle de carga se ha convertido en uno de los puntos más atractivos de la fachada marítima de Nueva York. Se ha plantado césped, se han colocado cómodos bancos y las vistas son insuperables. Es el sitio perfecto para pasar una tarde de verano frente la costa de New Jersey. Aquí nadie se inmuta si quien se coge de la mano son dos hombres, dos mujeres o una pareja heterosexual.

Sin embargo, desde los años 80, el barrio gay por antonomasia es Chelsea, o lo que es lo mismo, la zona de Manhattan entre las calles 16 y 23 en los alrededores de la Octava Avenida. Allí había ya lugares legendarios como el Chelsea Hotel, que ha alojado artistas y famosos desde que Sarah Bernhardt lo descubrió en 1905, incluido Arthur Miller, que lo utilizó para escribir Después de la caída. Pero su reconversión se produjo hace sólo quince años. La zona se ha llenado de galerías de arte, de tiendas de moda, de diseño alternativo, no faltan nombres mágicos como Alexander MacQueen, que ha abierto su cuartel general en el 417 de la calle 14 entre la Novena y la Décima Avenida.

Siempre manteniendo ese aire de normalidad, de respeto por lo cotidiano que caracteriza los barrios que conquistan la comunidad gay. Se tiene inmediatamente la sensación de estar como en casa. La fachada marítima también se ha regenerado con la llegada de cafés y bares desde donde contemplar el atardecer. Y se han abierto pequeños hoteles con encanto regentados por gays y lesbianas, pero donde todo el mundo es bienvenido.

Hay que decir que la geografía gay de Nueva York ahora no se limita a estos dos barrios. El East Village, que en otros tiempos albergó aquellos famosos St. Mark Baths, donde Bette Midler comenzó su carrera amenizando las noches más salvajes de los años 70, ahora espera convertirse en el nuevo Chelsea. Por ahora convive una extraña mezcla de artistas plásticos, músicos punk y escritores marginales con jóvenes empresarios, travestis y nuevos emigrantes venidos de oriente. El elemento gay es muy visible, pero no dominante.


MIAMI

Un mundo en rosa, morado y verde

Después de haber conquistado South Beach, ahora la mirada está puesta en Key West



La recuperación del barrio Art Decó de Miami Beach por parte de la comunidad gay ha tenido tanto éxito que se ha convertido en una de las grandes atracciones turísticas de Florida. Si durante décadas cientos de edificios construidos durante los años 20 y 30 frente al Atlántico —en lo que se conocía como South Beach— languidecían prácticamente abandonados, desde mediados de los 80 se han transformado, casi de forma mágica y en muy poco tiempo, en un insólito museo al aire libre de la arquitectura más original y kitsch de la primera mitad del siglo XX en EEUU. Las autoridades no han tardado en declarar la zona National Historic District. Algunos palacetes de la primera edad de oro de Miami han cobrado nueva vida, convertidos en hoteles con encanto pintados en rosa, morado y verde. Otros, en bares y restaurantes de moda llenos día y noche de artistas y modelos. Ricos y famosos, como el desaparecido Gianni Versace, se han instalado en primera línea de playa, ocupando las grandes mansiones, compitiendo en suntuosidad y colorido. La estética imperante no es para todos los gustos, pero resulta casi siempre irresistible. Ocurre lo mismo con la interminable playa. A partir de las nueve de la mañana, durante 365 días al año, es un muestrario de cuerpos perfectos, pasados casi siempre por el gimnasio o el quirófano.

No hay diferencia entre homosexuales o heterosexuales, el culto a la belleza es general. Se siente algo raro en el ambiente, el elemento caribeño es muy palpable, la verdadera Cuba está cerca, pero a Little Havana se llega casi caminando. La comunidad homosexual es más visible entre las calle 12 y la 15, sobre todo en Colins Avenue, aunque es difícil distinguir quién es quién y lo que impera es la cultura metrosexual.

Los nostálgicos y alérgicos a tanta belleza en SoBe (South Beach) están, sin embargo, comenzando a huir de este paraíso. Siguiendo la mítica carretera US1 han encontrado, al final del camino, Key West. Fue el escondite favorito de Ernest Hemingway, también el de otros muchos excéntricos y originales. La playa es casi inexistente, pero el lugar derrocha encanto. La mayor diversión es ver pasar la vida desde un porche entre buganvillas. Para algunos es más que suficiente, como lo indica la proliferación de banderitas con los colores del arco iris del movimiento gay, colocadas en muchas de las casas coloniales.


SAN FRANCISCO

La capital del mundo en la geografía gay

El barrio de Castro sigue siendo una referencia, un símbolo y un ejemplo a seguir



El movimiento gay comenzó en Manhattan, pero rápidamente se consolidaría durante los años 70 en San Francisco. En muy poco tiempo miles de homosexuales de todo Estados Unidos y de otros países se instalaron en esta ciudad del Pacífico cuyo ambiente liberal ya había acogido antes a hippies, beatnicks y otros francotiradores de la sociedad convencional. Pronto transformaron el deteriorado barrio de Castro, con sus casas de madera de estilo victoriano, en un ejemplo de recuperación urbana. Allí se marcaron modas, un estilo de vida, un comportamiento a seguir para una comunidad que hasta hacía muy poco no se había manifestado de forma pública. Era una sociedad marcadamente masculina que rompía por completo con una serie de estereotipos, aunque al final caería en otros nuevos. Los hombres se parecían tanto entre ellos que se pondría de moda el termino de clon.

Veinticinco años más tarde, a pesar del asesinato del primer teniente de alcalde gay de la ciudad a manos de otro concejal y de los miles de desaparecidos a causa del sida, la comunidad homosexual está presente en todas partes y a todos los niveles sociales.Castro sigue siendo un barrio muy atractivo lleno de tiendas, bares y restaurantes de moda que ocupan esas casas de formas curiosas que sobrevivieron al gran incendio de la ciudad.

No hay dos edificios iguales aunque ninguno puede competir con el Castro Theatre en Art Decó, una obra del genial Timothy Plueger, responsable de muchos de los cines de los años 20 y 30 en California. Desde hace un tiempo, sin embargo, la influencia gay se ha extendido por otras zonas, como la curiosa Polk Street, South Market y Nob Hill, donde vivían los grandes magnates de la ciudad . Ya es muy dificil distinguir quien es o no es gay en la ciudad. Se ha roto con muchas ideas preconcebidas, las mujeres son ahora más visibles y tienen poder de decisión dentro de la comunidad, nadie va uniformado aunque tampoco se olvida el pasado y ahí está el National Aids Memorial Grove, en el Golden Gate Park. En uno de los rincones más hermosos de este parque se ha diseñado un jardín en memoria de las muchas víctimas del sida. En medio de un frondoso bosque aparecen piedras de todos los tamaños y formas llenas de nombres, de mensajes, de recuerdos.


SIDNEY

Buscando a Priscilla y su tribu

La celebración del Mardi Grass es hoy un gran reclamo turístico de la ciudad



La celebración del Mardi Grass en clave gay durante los Carnavales se ha convertido en un reclamo turístico de primer orden para la ciudad, que ha reaccionado aprobando leyes antidiscriminatorias que protegen de forma clara los derechos de lesbianas y homosexuales. Ya no necesitan vivir en una zona determinada para expresar sus sentimientos en libertad, pero el corazón de la comunidad gay todavía está en Oxford Street, en Paddington, donde abrieron allá por los años 70 los primeros bares de ambiente en esta parte del mundo. Era una zona deprimida, marginal, pero con una historia. Como en tantos otros puntos del planeta, no tardaron en recuperar la arquitectura colonial del barrio, las casas de ladrillo, el alma de un territorio con un pasado no exento de gloria que ahora ha vuelto a renacer. Durante el día la calle se llena de terrazas donde, como en la vieja Europa, la gente pasea, mira y se deja ver. A los australianos les gusta cultivar el físico y no pierden ninguna oportunidad para lucirlo o admirarlo en cuerpo ajeno. Todavía sigue siendo una sociedad donde predomina lo masculino y los rasgos occidentales, aunque paulatinamente la mujer lesbiana se está haciendo más visible y cada día son más numerosos los homosexuales de origen asiático, especialmente vietnamitas. La gente viene de todo Sidney para probar las hamburguesas del Café Battuta. Quien busque información sobre la historia de la zona o del movimiento gay en Australia, The Bookshop Darlinghurst es, desde hace más de treinta años, el lugar de referencia.



Por la noche la zona cambia por completo y se transforma en una gran fiesta donde dragqueens conviven con vaqueros venidos de lo más profundo del país y con los hombres y mujeres más atractivos de esta parte del planeta. Si se busca a Priscilla y su tribu, hay que atravesar media ciudad y trasladarse al Imperial Hotel, allí se representa de forma, por el momento, eterna un espectáculo basado en la película. Se encuentra en otro barrio con menos historia, pero con mucho futuro, Newton y su vecino Leichardt.

Pero si en cualquier otra ciudad un recorrido en clave gay no se acaba en un barrio específico, en Sidney Oxford Street sólo es el punto de partida. Desde allí hay que irse directamente al mar, a Bondi Beach para impregnarse del mundo del surf. Cualquier australiano piensa que venir a Sidney y no practicar el surf es como no haber estado en el país. Sólo por el espectáculo ya vale la pena. El mejor sitio para verlo como espectador son las terrazas de Campbell Parade. Desde un punto de vista gay, las más populares son la del Sean’s Panorama, en la parte norte y, en la parte sur, las de Yula y Fu Manchu. Después se recomienda darse un paseo por los acantilados hasta la playa gay por excelencia. Se llama Tamarama, pero se la conoce como Glamarama, por el glamour que desprende.

Otra actividad obligatoria es coger el Manly Ferry en Circular Quay, lo que se ha convertido en una especie de peregrinaje, porque permite disfrutar del puerto de Sidney en toda su grandeza. Al final del camino, la tradición exige seguir el paseo hasta Manly Beach y comerse un cucurucho de pescado frito con patatas en un banco mientras se rinde homenaje a unos de los paisajes urbanos más sobrecogedores del planeta.


BERLÍN

Homenaje a Dietrich y ‘Cabaret’

La mejor forma de explorar los barrios gays de la capital germana es en bicicleta



La capital de Alemania es una referencia esencial en la historia, o mejor dicho en la prehistoria, del movimiento gay. Durante los años 20 y principios de los 30 se disfrutó de un ambiente de tolerancia insólito en Europa, tal y como lo describe Christopher Isherwood en las novelas que inspirarían el musical Cabaret, teniendo como guía, desde un punto de vista intelectual y político, al famoso Instituto de Estudios Sexuales de Magnus Hirschfeld. Alrededor de la Alexanderplatz, en cafés, bares y teatros, se vivía en plena libertad cualquier tipo de orientación sexual, lo que atraería a escritores y artistas homosexuales de toda Europa. Desde allí, sin embargo, también se organizaría, unos años más tarde, el mayor genocidio que ha sufrido la comunidad homosexual en época reciente. Durante el periodo nazi, miles de alemanes fueron identificados con triángulos rosa antes de ser conducidos a campos de concentración donde la mayoría fueron exterminados.

Durante los años 70, la ciudad volvería a identificarse por su tolerancia, atrayendo a numerosos gays y lesbianas de toda la Alemania Occidental. A diferencia de otras capitales, sin embargo, nunca colonizaron un barrio concreto. Hoy en día se puede hablar hasta de cuatro zonas más o menos relacionadas con el movimiento gay repartidas tanto en la antigua Berlín Oeste como en la desaparecida capital de la República Democrática. El barrio de Schöneberg, cerca de Nollendorfplatz, ya era conocido en los años 20 y hoy sigue siendo la mayor zona de ambiente de la ciudad. Aquí se encuentra el primer monumento a esas víctimas homosexuales del nacional socialismo que se ha erigido en una ciudad alemana. Se trata de una placa en forma de triángulo rosa que se puede ver en una de las paredes de la entrada a la estación de metro en el mismo Nollendorfplatz. En Mehringdamm 61, también se ha abierto un museo monográfico sobre la historia de la homosexualidad llamado Schwules Museum, donde se organizan exposiciones y numerosos eventos. La calle del barrio con más animación, sobre todo por la noche, es Motzstrasse, en el que destaca Hafen en el nº19, uno de los bares más populares de Berlín, y Heile Welt en el 5, con una clientela muy variopinta y abierta a todos. Prenzlauer Berg es otra referencia en la Berlín gay, sobre todo en los alrededores de Schoenhauser Alle. Ya era conocida por sus bares ambiguos durante la época comunista, pero después de la reunificación se convirtió en poco tiempo en una sucesión de bares y garitos caracterizados por su decoración retro, a veces tocando con lo kitsch. Vale la pena conocer el Grand Hotel Kaffehausklub, en Schliemannstrasse 37. Sus fiestas los martes y los sábados Kinkybox son legendarias. Si se quiere saber cómo eran los bares gays en la antigua Alemania del Este, un superviviente de aquella época es Schoppenstube en la misma Schönhauser Alle, 44.



El recorrido tiene que incluir el Museo del Cine en Potsdamer Platz, que incluye el legado de Marlene Dietrich, un personaje que siempre jugó con la ambigüedad sexual tanto en sus películas como en su vida privada y que no tardaría en convertirse en un icono de la comunidad gay.

Por otro lado, los barrios de Kreuzberg y Friedrichshain son herederos de un Berlín iconoclasta, mestizo y radical que parecen haber perdido algo de sus señas de identidad. El ambiente gay de la zona es reflejo de esta situación y bares como Möbel-Olfe, en Reichenberger Strasse 177, y el Offenbar, en Schreinerstrasse 5, son un buen ejemplo. Para quien bucear por este Berlín gay le resulte excesivamente complicado, Berlin on Bike puede ser una solución. Organizan curiosos circuitos guiados por la ciudad en bicicleta con un ángulo gay


AMSTERDAM

Los canales que llevan al paraíso

El ‘Homomonument’ es una referencia para todos los gays del mundo




LONDRES

De Soho a Heaven vía Brixton

La capital británica celebra el Día del Orgullo Gay con un inmenso festival



En Londres se juzgó a Oscar Wilde y se persiguió a los homosexuales hasta los años 70, pero desde entonces se ha convertido en uno de los puntos fundamentales del planeta para la cultura gay. Pocas ciudades ofrecen tantos itinerarios históricos relacionados con personajes o eventos relacionados con este mundo. Existe incluso The Pink Plaque Guide to London que incluye docenas de edificios que tuvieron un papel en la historia de la comunidad homosexual en Gran Bretaña. Se pueden seguir los pasos de E.M. Forster, famoso por su libro Maurice; de Radclyffe Hall, autora de la primera novela que trataba el tema lésbico de forma totalmente abierta; de Lord Frederick Leighton, un pintor que tiene su propio museo; del dramaturgo Joe Orton y tantos otros.

La editorial Time Out acaba de publicar su primera guía específicamente gay dedicada a la ciudad del Támesis. Desde hace unos quince años, el ambiente se concentra en Soho, un barrio en otros tiempos marginal que gracias en parte a la llegada de la pinkpound (dinero rosa) ha adquirido tanta notoriedad y éxito que se ha convertido en uno de los puntos más populares en cualquier itinerario turístico convencional en la capital británica.

Está en el lugar perfecto, entre las tiendas de Oxford Street y los teatros especializados en musicales de Shaftesbury Avenue y rodeado de paraísos culinarios como Chinatown. La calle gay por excelencia es Old Compton Street, donde se agolpan bares y cafés repletos permanentemente de hombres y mujeres, casi siempre jóvenes y atractivos, muchas veces extranjeros. Tampoco faltan tiendas curiosas, algunas dedicadas a juguetes sexuales, pero otras a vender la mejor charcutería italiana de la ciudad. El ambiente es divertido, muy abierto, aunque para algunos excesivamente turístico. En los últimos años, el área de influencia se ha extendido hasta Covent Garden, el territorio de My Fair Lady. En lo que se refiere a la noche Heaven, bajo los arcos de la estación de Charing Cross, sigue siendo una leyenda después de veinticinco años marcando modas y reuniendo cada fin de semana a los hombres más espectaculares del universo bajo un mismo techo. Ahora también están de moda las noches temáticas en salas del barrio de Vauxhall, como A:M@Fire y Hard On, para los que buscan sensaciones fuertes. Con más de doce millones de habitantes Londres tiene casi tantos barrios como zonas de interés gay. En los alrededores de la estación de metro de Earls Court se puede descubrir a la vieja guardia. Muchos de los que lucharon por romper con la discriminación que imperaba en otros tiempos viven en este barrio atractivo aunque fuera de los itinerarios habituales. Hay algún bar como Balans West, sucursal de su homónimo en Old Compton Road, pero lo más auténtico es acercarse a The Coleherne y a Bromptons, donde se mantiene la rutina de un típico pub británico.

La clientela ha pasado hace tiempo los cuarenta, pero sigue llena de energía. Ahora también se está poniendo de nuevo de moda el este de la ciudad, donde en la época de la prohibición se concentraban muchos de los bares que programaban espectáculos de travestís. La clientela del siglo XXI en Shoreditch es hoy muy distinta y predominan los yuppies. Lo más reciente, sin embargo, son los barrios gays de carácter étnico. El club Kali, en el 178 Junction Road, en Tufnell Park, aglutina las actividades de la comunidad gay de origen hindú y pakistaní. Y en Brixton, los homosexuales de ascendencia caribeña y africana (el ambiente es sólomasculino) tienen a Substation South en 9, Brighton Terrace, su cuartel general. Cada barrio organiza conmemora a su manera el Día del Orgullo Gay, aunque una vez al año todos se unen para participar en el Pride Festival. Como todas las grandes capitales del mundo occidental, Londres, del 18 de junio al 2 de julio, será una gran fiesta gay que culminará con una gran manifestación-desfile que quiere superar este año el millón de participantes.


MANCHESTER

Un gay village en el norte de Inglaterra

Canal Street se ha convertido en uno de los reclamos turísticos de la ciudad



La segunda metrópolis de Gran Bretaña ha sido desde hace muchos años uno de los centros neurálgicos del movimiento gay. Hace tan solo cuarenta años, cuando las relaciones sexuales entre dos hombres podían acarrear pena de cárcel en cualquier territorio del Reino Unido, surgió un grupo activista en Manchester que lideraría la reforma de la ley. Hasta ese momento, los homosexuales y lesbianas de esta ciudad del norte se reunían de forma secreta en bares clandestinos de Canal Street, donde se encontraban antiguos almacenes de algodón que permanecían semiabandonados. En homenaje a esos tiempos difíciles, esta pequeña calle peatonal, en pleno centro urbano, se ha transformado en el corazón de The gay village, uno de los rincones más atractivos de la nueva Manchester.

Desde hace unos años, las autoridades promocionan activamente la zona como uno de los puntos calientes de la ciudad. En muy poco tiempo el barrio se ha llenado de tiendas de moda, galerías de arte y sobre muchos bares y restaurantes donde no se discrimina a la clientela por sus preferencias sexuales. La regeneración de la zona ha sido total. Cada bar es un mundo distinto: algunos, como el Via Fossa, está decorado con muebles de iglesia; Cruz 101 está ubicado en un antiguo taller textil; Taurus ha ganado el premio al mejor pub de la ciudad; Vanilla está considerado el centro de las lesbianas en el norte de Inglaterra, aunque el lugar imprescindible es Manto Bar, donde se puede ver a la gente más guapa de Manchester.

También están proliferando los spas urbanos, como H20 Zone, que durante los fines de semana se convierte en un oasis con música chill out. Pero como ya suele ser habitual tampoco se ha borrado el pasado, ni los momentos oscuros de la historia de la comunidad gay. En Sackville Park se recuerda a las víctimas de sida a través de The Beacon of Hope (el faro de la esperanza), pero también a Alan Turing, el padre del ordenador y el responsable de descifrar la máquina nazi de códigos secretos Enigma. A pesar de su brillante carrera, en 1952 fue acusado y arrestado por actividades homosexuales, lo que le llevó a perder su empleo con el gobierno. Acorralado por la sociedad, decidió suicidarse dos años más tarde.


MADRID

Del barrio de Chueca al cielo

La capital representa uno de los destinos favoritos de muchos gays y lesbianas



Aunque el protagonismo de Madrid en el circuito gay internacional es relativamente reciente, ni la Guerra Civil ni la Ley de Peligrosidad Social de Franco, que llevó a la cárcel a cientos de homosexuales, impidieron que floreciera una cultura gay clandestina muy activa durante gran parte del siglo XX. Fue sin embargo a partir de los años 80 cuando la capital se convirtió en uno de los destinos favoritos de la comunidad gay europea. Aprovechando que ya existían algunos bares y discotecas en el deteriorado barrio de Chueca, en pleno centro del Madrid del siglo XIX, se comienza a consolidar una zona con un creciente componente gay. Se rehabilitan casas, se abren tiendas de moda, restaurantes, saunas, cafés... Aunque sin destruir el tejido social del barrio que permanece prácticamente inalterado. Se siguen manteniendo los colmados, los bares de toda la vida, el mercado de abastos, pero se añaden anticuarios, tiendas especializadas con un toque de diseño. Muy pronto el sello gay irá conquistando calles colindantes, superando Pelayo para llegar a Hortaleza e incluso sobrepasar Fuencarral. La recuperación del barrio tiene tanto éxito que no tardan en abrir en sus alrededores todo tipo de negocios más convencionales pero siempre con un toque alternativo. Se ponen de moda sus restaurantes, sobre todo los de personajes populares reconvertidos en restauradores como Lombok o Komodo. Por otro lado, a falta de monumentos, la librería Berkana permanece como una referencia intelectual y política del movimiento gay. Tuvieron que dejar su sede histórica en la plaza de Chueca, pero siguen manteniendo sus convicciones desde el nº64 de la calle de Hortaleza.

La sede de COGAM, el órgano representativo de la comunidad gay de Madrid, se acaba de trasladar a la calle de Infantas, 40. En cualquiera de los dos sitios se puede conseguir un mapa Gay de Madrid grátis y revistas imprescindibles para estar al día, como Shanghay; Zero se puede conseguir en cualquier quiosco desde hace tiempo. Pero el Madrid gay no se termina en Chueca; en barrios como Lavapiés está surgiendo un ambiente diferente, mucho menos reglamentado y comercial que atrae a otro tipo de gente.


BARCELONA

Gayxample, referencia del siglo XXI
La comunidad gay coloniza el barrio más burgués y distinguido de la ciudad



La relación de Barcelona con la cultura gay ha sido siempre intensa y profunda. Jean Genet se inspiró en su experiencia como chapero en las Ramblas antes de la Guerra Civil para escribir sus obras maestras Diario de un Ladrón y Nuestra Señora de las Flores. El régimen de Franco no impidió que surgiera un personaje como Ocaña, que Ventura Pons inmortalizaría en su Retrato Intermitente. Ocaña se paseaba travestido, pero no se consideraba un travesti; era homosexual, pero decía no haber oído esta palabra hasta hacía poco; rehuía con justificada violencia etiquetas, definiciones. Uno y otro eran reflejo de una realidad mediterránea anterior a la explosión del movimiento gay que de alguna forma todavía sigue viva en ciertos rincones del Ravall, como el Bar Marsella, y en otros garitos cercanos a la Plaza del Reial. Es también el universo canalla de Nazario y su detective Anarcoma.

Por otra parte se podría seguir un itinerario por otra Barcelona gay, más cotidiana, siguiendo los pasos de Terenci Moix a través de su novelas y relatos autobiográficos, a medio camino entre la ciudad de Genet y la del Gayxample, que surge y se consolida con las Olimpiadas. A diferencia de otras capitales, la comunidad gay decidió colonizar un sector del barrio más burgués y distinguido de la ciudad, el Ensanche o Eixample. Allí, en un rectángulo formado por la Gran Vía de las Cortes Catalanas, el carrer de Balmes, el Carrer de Aragón y Aribau, se ha creado un gay village siguiendo la tradición anglosajona. Comparten protagonismo bares y saunas sólo aptas para homosexuales, con un sinfín de restaurantes, tiendas e incluso varios hoteles de moda que atraen a todo tipo de clientes. Un ejemplo es De Blanco, un lounge bar muy popular para tomarse una copa a partir de la una de la mañana, y Azulazul, un restaurante fusión con DJ en vivo los miércoles. Incluso el Café Miranda, en Casanova, 30, especializado en cocina mediterránea acompañada de espectáculos con un toque tropical.

En estos últimos años, Barcelona se ha convertido en una de las mecas indiscutibles de la comunidad gay más cosmopolita que puede encontrar en la ciudad condal desde un Gay T Dance los domingos en el Club Apolo a un hotel de diseño como el Axel que, dado su éxito, ya ha comenzado su ampliación.

3 Comments:

At 11 octubre, 2005 22:46, Anonymous Anónimo said...

Donde esta Maspalomas???

 
At 09 mayo, 2008 16:44, Anonymous Anónimo said...

Eso digo yo :-) Infórmate en www.gcgay.com sobre Maspalomas y Playa del Inglés (Gran Canaria), donde tienes la mayor movida gay que te puedas imaginar durante todo el año

 
At 29 agosto, 2009 12:42, Blogger Lowana said...

Creo que te han plagiado a toda pastilla. Échale un vistazo a este enlace de Ocholeguas que te mando. Yo me he leído lo referente a Berlín, que es donde voy, no sé el resto, pero suena muy parecido a lo tuyo.
http://www.ocholeguas.com/2009/06/22/europa/1245665893.html

 

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