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07 octubre 2005

Cultura: Homomonument

El Homomonument es una referencia para todos los gays del mundo


Holanda, y muy especialmente Amsterdam, ha recibido siempre con los brazos abiertos a cualquier comunidad perseguida, ya fuesen judíos, protestantes u homosexuales, cuando en el resto de Europa imperaban leyes claramente discriminatorias que penaban con la cárcel cualquier actividad sexual, fuera de la norma. Durante los años 60 y 70 fue prácticamente el único sitio del continente que permitía que dos hombres o dos mujeres se besaran en público, que funcionaran bares y saunas sin restricciones sexuales. También aceptó colocar en un lugar destacado de su geografía urbana el primer monumento dedicado a los homosexuales. El Homomonument fue erigido en pleno centro en Westermarkt, en el prestigioso Keizersgracht, muy cerca de la casa de Anne Frank, poniendo por primera vez en un mismo nivel a los mártires judíos y los homosexuales. El monumento está insertado en forma de inmenso triángulo en el pavimento frente a una iglesia, sobresaliendo uno de sus vértices dentro del agua. Es el que indica al Futuro (Vigilancia), pero sin olvidarse del Presente (Liberación) y mucho menos del pasado (Persecución). Se ha convertido en un centro de peregrinación para todos los homosexuales y lesbianas que visitan la ciudad y allí se celebra el Festival Roze, una de las grandes citas del calendario gay holandés.



El grado de tolerancia de la ciudad nunca ha obligado a la comunidad homosexual a tener un barrio concreto, pero de alguna forma hay varios puntos calientes dentro del centro histórico que concentran otras tantas formas de entender y vivir un tipo de preferencia sexual. En Reguliersdwarsstraat se hace vida de café, en terrazas y restaurantes de diseño, casi siempre con un toque étnico. El público es joven, moderno y todo el mundo es bienvenido. En el Downtown Café, las tartas son excelentes y, en The Otherside, el ambiente es tan light que no se sirven bebidas alcohólicas. Muy distinta es la clientela en la zona de Amstel. Allí todo está centrado en los Bruin Café (o bares marrones). Es territorio de hombres... y se bebe con generosidad. No hay restricciones para nadie, pero un bar como el Amstel Taveerne no es para todos los públicos.