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21 octubre 2005

Santiago Carrillo investido Honoris Causa


En el acto de investidura se produjeron incidentes.

Santiago Carrillo Solares, político español, (Gijón, Asturias, 18 de enero de 1915). Secretario General del Partido Comunista de España (PCE) desde 1960 hasta 1982.

Hijo del dirigente socialista asturiano Wenceslao Carrillo, a los 14 años ingresa en las Juventudes Socialistas, a la vez que comienza a trabajar como periodista en El Socialista, en el que se ocupa de la información parlamentaria.

En 1934, ya secretario general de las Juventudes Socialistas, toma parte en el movimiento revolucionario conocido como Revolución de 1934, lo que le llevaría a la cárcel hasta que, tras la victoria del Frente Popular en las elecciones del 16 de febrero de 1936, es puesto en libertad, visitando en esta época la Unión Soviética. Previamente a este viaje es favorable a la entrada de Izquierda Comunista en las JS para promover un giro a la izquierda (bolchevizar el Partido Socialista Obrero Español y las JS) hacia posiciones revolucionarias y marxistas.

Influido por su viaje a Moscú y orientado ahora a las posiciones políticas de Stalin, promueve la fusión de las Juventudes Socialistas con las Juventudes Comunistas, dando lugar a la formación de las Juventudes Socialistas Unificadas (JSU). Este hecho le llevaría a serios enfrentamientos con el PSOE e incluso con su propio padre y finalmente provocaría su salida del partido y su ingreso en el Partido Comunista de España de cuyo Comité Central entrará a formar parte en 1937.

Tras el inicio de la Guerra Civil, que le sorprende en París, de donde vuelve a España tras múltiples peripecias, forma parte de la Junta de Defensa de Madrid, de la que es designado Delegado de Orden Público en la Junta de Defensa de Madrid, desde el día 6 de noviembre de 1936 hasta enero de 1937, una etapa marcada por la crisis de autoridad y en una ciudad cercada por las fuerzas sublevadas.

Desde entonces ha pesado sobre él, aunque sin pruebas documentales, la acusación por parte de la propaganda franquista de haber estado involucrado en la muerte de unas 2000 personas, entre civiles afines a la derecha y militares que se habian sublevado el 18 de julio. Estas personas, presas en diversas cárceles de Madrid (Modelo, Porlier, Ventas y otras), fueron sacadas de las mismas y trasladadas en autobuses de municipales, escoltados por milicianos de retaguardia, hasta Paracuellos del Jarama (Madrid), donde fueron fusiladas frente a gigantescas fosas comunes. Carrillo niega haber participado en este controvertido hecho.

Terminada la guerra, marcha al exilio pasando por Paris, Unión Soviética, Estados Unidos, Cuba, México, Argentina, Portugal y África del Norte de donde finalmente vuelve de nuevo a Paris. Aquí se responsabiliza de la reorganización del partido en el interior, donde ya desde 1946 se le comienza a ver como el heredero de Dolores Ibárruri Pasionaria.

De acuerdo con las tesis soviéticas y ante el convencimiento de que los vencedores de la II Guerra Mundial no iban a apoyar una acción armada contra el régimen de Franco, decide poner fin al movimiento guerrillero del interior, comenzando por el abandono de la proyectada invasión de España por el Valle de Arán.

En 1948, tras una entrevista de la dirección del partido con Stalin, a la que asiste Carrillo, se adopta una nueva estrategia de lucha, consistente en la infiltración en los Sindicatos Verticales franquistas.
Aunque residente en Paris de forma clandestina, en los años siguientes desarrolla una labor de consolidación de su carrera dentro del partido, con enfrentamientos con otros líderes históricos como Mije, Uribe o Líster.

En 1956, tras la condena por el XX Congreso del PCUS (Partido Comunista de la Unión Soviética) de los crímenes de Stalin, se va convirtiendo en el hombre fuerte del PCE, lanzando a la misma vez la idea de la reconciliación nacional y promoviendo la consigna de una huelga general política.
En 1964 tiene nuevos enfrentamientos con otros líderes comunistas, considerados como desviacionistas, lo que da lugar a la expulsión de Fernando Claudín y Jorge Semprún.

A pesar de todos estos avatares, siempre consiguió evitar roces con Dolores Ibárruri y en el VI Congreso del PCE en 1960, cuando Pasionaria accede a la Presidencia del partido, Carrillo alcanza la Secretaría General. Desde este puesto trata de mantener la autonomía del partido frente a las tendencias marxistas-leninistas, estalinistas o democratizadoras y refuerza la posición del partido entre las clases trabajadoras y los grupos intelectuales.

A partir de 1968, tras sus críticas a la invasión soviética de Checoslovaquia, comienza su distanciamiento de la tutela de la URSS y su acercamiento, junto al líder comunista italiano Enrico Berlinguer, y al francés Georges Marchais, a la línea independentista con respecto a Moscú conocida como eurocomunismo.

En 1976, tras la muerte de Franco, regresa en secreto a España y es detenido, en una acción provocada por él mismo con objeto de poner al gobierno frente a la tesitura de tener que reconocer la existencia y fuerza del partido, así como los esfuerzos desarrollados en el periodo de clandestinidad en la lucha por las libertades.
Antes de este retorno ya había mantenido conversaciones, a través de terceros, con el gobierno de Adolfo Suárez habiendo ofrecido garantías de moderación de sus militantes, así como la aceptación del régimen monárquico y de la bandera nacional, adelantándose en esto al propio partido socialista.

El 2 de marzo de 1977, en una reunión celebrada en Madrid a la que asisten Marchais y Berlinguer, Carrillo presenta de forma oficial el movimiento eurocomunista. Las actividades de Carrillo y su mentalidad mucho más abierta y cautelosa que la de muchos camaradas de partido, fueron un instrumento útil en la consecución del éxito de la transición política a la democracia en España.

El 9 de abril de 1977, es legalizado el PCE por el gobierno de Suárez, lo que provoca no pocas tensiones en su seno y cierto ruido de sables, pero finalmente no sucede nada y el 15 de junio de 1977 tienen lugar las primeras elecciones democráticas en las que Carrillo es elegido diputado al Congreso por Madrid y formaría parte de los redactores de la nueva Constitución.

Su elección se vería renovada en las sucesivas convocatorias electorales de 1979 y 1982. No obstante, los resultados electorales no eran buenos y comienza a producirse una serie de abandonos de personalidades pertenecientes al denominado sector renovador, lo que finalmente le llevaría, el 6 de noviembre de 1982, a dejar la secretaría general en manos de Gerardo Iglesias, mucho más joven y perteneciente al mencionado sector renovador, con el que Carrillo no tardó en tener fuertes enfrentamientos que culminaron el 15 de abril de 1985 con la expulsión del partido de Carrillo y sus seguidores.

El año siguiente forma un nuevo partido denominado Partido de los Trabajadores de España-Unidad Comunista (PTE-UC), el cual no tardó en mostrarse incapaz de atraer a los votantes, por lo que termina integrándose en el PSOE junto con sus dirigentes, excepto Carrillo que no acepta el ingreso en el Partido Socialista debido a sus muchos años como militante comunista.

En la actualidad, retirado de la vida política activa, escribe, da conferencias y participa en tertulias radiofónicas como testigo y actor de la historia de España durante muchos lustros.